la luz del sol de enero entraba
por entre los árboles del jardín,
ayudaba a ver las formas y,
generaba otras nuevas entre las sombras;
eran todas tan irresistibles de ser plasmadas...
pero la única manera posible entonces
fue transportar esos pequeños instantes
en el chip de una cámara hasta hoy,
en que forma, luz y color intentan volver a ser,
aunque sea a través de una ilusión,
para recordarme ese momento.
(Gracias D.W. por dejarme sacar las fotos)
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